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jueves, 26 de junio de 2008

Narciso


Un adulto medio dedíca una buena parte de su vida a contemplar su imagen. Peinarse (los que tienen pelo), afeitarse (los que no tienen barba), maquillarse y depilarse (mujeres y metrosexuales), ducharse, lavarse los dientes (los que tiene dientes) o las manos requiere un tiempo y se hace generalmente, dependiendo el grado de cerditud o cerdez, a diario, cada dos dias, semanalmente, mensualmente, anualmente y en casos extremos bianualmente.
Estas tareas se hacen frente al espejo; además cada vez que se visita el cuarto de baño, nadie se va sin echarse un vistazo. Pero esto no es todo, porque en el retrovisor, los escaparates, los ascensores, las ventanas y ventanillas que reflejan buscamos nuestra imagen y la examinamos furtivamente, con despreocupación o recreándonos.
Narciso no tuvo tantas oportunidades. Cuenta el mito que era hijo de la ninfa Liríope de Tespia. y de Céfiso, un dios del río. A pesar de que dichos padres que eran dios y ninfa de Segunda B en la liga divina, el niño salió bastante creido. La leyenda cuenta en la versión griega que este bello desdeñó a un pretendiente, Amenillas (ya se sabe que los griegos les iba el rollo homo) y burlándose de él, le entregó una espada con la que el pobre admirador se suicidó a las puertas de la casa de Narciso, pidiendo a Némesis que un día conozca este creído el amor no correspondido. Esta maldición se cumple cuando Narciso se enamora de su propia imagen reflejada en un estanque (que hace falta ser tontolpijo) e intenta seducir al hermoso joven sin darse cuenta de que se trata de él mismo, hecho del que se da cuenta cuando intenta besarlo. Entristecido de dolor, Narciso se suicida con su espada.
La leyenda romana es más bonita y también mas hetero. Cuenta Ovidio que la ninfa Eco se enamora de él y al no ser correspondida se oculta en una cueva consumiéndose. Por lo que se refiere a Narciso un día sintió sed y se acercó a beber a un arroyo, quedando fascinado por la belleza de su reflejo, por lo que no se atrevió a beber por miedo a dañarlo e incapaz de dejar de mirarlo. Finalmente murió contemplando su reflejo y la flor que lleva su nombre creció en el lugar de su muerte.
El mundo de los adolescentes está lleno de Narcisos. La atención hacia la imagen propia, como vimos al principio, es algo normal y saludable pero cuando este interés se convierte en presunción o vanidad ya empieza la cosa a no ser una actitud positiva.
Algunos de los adolescentes actuales rayan el narcisismo patológico. No es que le tengan devoción a la figura humana, a la belleza física, es que son, para ellos mismos, los únicos protagonistas de la vida. Se caracterizan por su egocentrismo y su necesidad permanente de suscitar la admiración de los demás. Se consideran especiales y son pretenciosos, arrogantes y soberbios, despreciando la madurez como signo de decadencia y levantando un altar a la vanalidad.
Sin embargo, en contra de lo que se quiera pensar, no se quieren a si mismos ni tampoco a los demás, tiene baja autoestima por lo que no pueden aceptar su personalidad, mientras carecen de empatía e ignoran los sentimientos y necesidades ajenas.
En resumen, son incapaces de amar de manera estable, son explotadores, manipuladores e incluso maltratadores. El problema está en que esta actitud se curaría si los padres se lo hicieran ver pero en el caso de muchos de estos progenitores prefieren mirar a otro lado, no ver lo mensajes que su hijo manda, pensar que su hijo o hija es la mejor del mundo.
Se produce la misma situación que con el maltratador y la maltratada. Los padres sufren pero son incapaces de reaccionar, son incapaces de pensar que su hijo no es el pequeñuelo que se caía cuando aprendía a andar, que cambiaba sus dientes de leche, que se ilusionaba con los primeros reyes. Ahora el niño va en moto sin casco o en coche sin papeles, tiene una psicosis motivada por consumir sustancias estupefacientes, maltrata a los que tienen a su alrededor y llora por las noches en su cama porque sabe que es un desgaciado.
Eso padres piensan que ayudan a su hijo permitiendo pero no se dan cuenta de que jamás dejará de ser Narciso y cuando acabe la adolescencia Narciso se clavará la espada o se dejará morir de hambre.

lunes, 9 de junio de 2008

Don Blas de Lezo III o la oreja de Jenkins

Habíamos dejado a nuestro héroe como Comandante General de Cartagena de Indias, donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, cuando en Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la guerra de la Oreja de Jenkins y planea tomar la ciudad, dominar el comercio en el Caribe, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson (¿tendrá que ver algo con Luis María Anson?) que con el navío Septrentión y dos buques menores acosaba las colonias del Pacifico Sur. El objetivo inglés era aniquilar el imperio español en América.
¿Por qué se le dio este nombre tan raro a una guerra? En las costas de Florida operaba el pirata Robert Jenkins que pese a contar con el abrigo de su barco Rebecca fue interceptado por un guardacostas capitaneado por Don Julio León Fandiño. Este le perdonó la vida pero en recuerdo a la faena realizada para apresar al Rebecca, le cortó a Jenkins una oreja después de lo cual le liberó con este insolente mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve" hay que decir que los españoles estaban hasta los “fandiños” de que el tráfico de ultramar español se viera constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses.
En su comparecencia ante la Cámara de los Lores, Jenkins denunció el caso con la oreja en la mano, de ahí que los ingleses conozcan el conflicto como " La Guerra de la Oreja de Jenkins" . Este suceso enardeció a la opinión pública inglesa , todos sabemos lo antitaurino que suelen ser el pueblo inglés, y dio lugar a que su Gobierno, presidido por su Primer Ministro Mr. Walpole, declarara la guerra a España presionado por comerciantes de la City que apetecían la conquista de nuevos mercados.
Se preparó una superflota que 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena. Esta expedición fue la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a la Invencible de Felipe II que sólo disponía de 126 navíos, está dirigida por el almirante Sir Edward Vernon y transporta 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica que eran utilizados en vanguardia como carne de cañón. En la expedición venían también 4.000 reclutas de Virginia bajo las órdenes de Lawrence Washington, medio hermano del futuro libertador George.
Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad.
Vernon estaba envalentonado tras el saqueo de la mal guarnecida plaza de Portobelo (Panamá), y el inglés desafió a Lezo, a lo que el marino español contestó: «Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía». Vernon pensó que eran mucho arroz para tan poco pollo y se lanzó a la batalla. Con lo que no contaba era con la experiencia de 22 batallas ganadas de Don Blas y que este pequeño contingente estaba dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir.
Vernon despliega la flota bloqueando la entrada al puerto, y tras silenciar las baterías de "Chamba", "San Felipe" y "Santiago" desembarca tropas y artillería. Es tan impresionante el despliegue de barcos en el horizonte que algunos vecinos consideran la situación perdida y hacen mutis por el foro. Vernon ordena un cañoneo incesante que durará 16 días y noches al castillo de San Luis de Bocachica con un promedio de "62 grandes disparos por hora". El castillo está defendido por 500 hombres al mando de Coronel Des Naux. Por su parte Lezo coloca cuatro de sus navíos del lado interior de la bahía y en las proximidades del Castillo para apoyarlo con sus cañones. Aunque la defensa de Bocachica fue heroica con Lezo y Des Naux peleando en primera fila los defensores han de evacuarlo ante la abrumadora superioridad enemiga. Lezo hace barrenar e incendiar sus buques en la bocana para obstruir el canal navegable de Bocachica. Se ha logrado retrasar el avance inglés de forma considerable y ello favorecerá el desarrollo de epidemias entre los asaltantes.
A pesar del hundimiento de los barcos españoles, Vernon logra despejar la entrada entrando triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas y el estandarte de General en Jefe escoltado por dos fragatas y un paquebote, y dando la batalla por ganada despachó un correo a Jamaica e Inglaterra con tan fausta noticia. Tras ello ordena el desembarco masivo de artillería y cañonear el Castillo de San Felipe desde mar y tierra con el fin de ablandar la resistencia final.
La defensa está formada por sólo 600 hombres bajo el mando de Lezo y Des Naux. Éste ya había resistido en Bocachica e iba a batirse de nuevo contra el empuje inglés hacia la fortaleza de San Felipe. Van 67 días de cañoneo británico sin la capitulación de los españoles por lo que Vernon resuelve cortar por lo sano y que la infantería tome fácilmente la fortaleza pues se encuentra con daños considerables. La noche del 19 al 20 de abril los atacantes al mando del General Woork (hombre muy laborioso en la batalla) avanzan entre sombras con el ejercito inglés, los voluntarios virginianos y los esclavos macheteros jamaicanos que iban en vanguardia gracias a la negrura de su camuflaje natural. Su progresión es lenta por el pesado equipo de guerra que transportan y por el fuego de fusilería desde las trincheras y lo alto de la fortaleza. El avance se frena ante las murallas ya que por imprevisión la longitud de las escalas para salvar el foso resultan cortas (para que luego digan de la eficiencia inglesa) y los atacantes quedan aturdidos al no disponer de llaves inglesas para alargarlas. Los defensores arrecian en su fuego desde lo alto originando una mortalidad espantosa.
Al alba un macabro espectáculo de muertos, mutilados y heridos vagando como espectros aparece alrededor de San Felipe haciendo evidente la hecatombe inglesa. La salida de los españoles, envalentonados por la sangría provoca la huida desordenada de los asaltantes que pierden cientos de hombres y todos sus pertrechos.
El bombardeó inglés prosigue desde el mar 30 días más sin un objetivo claro, pero el cólera y el escorbuto comienzan a provocar decenas de muertos que flotan en la bahía lo que hace la situación desesperada por las dos partes.
Vernon, altivo y malgeniado, por el ignominioso fracaso y rodeado por desavenencias con su estado mayor hace que se llegue a un punto insostenible. Al fin el Alto Mando inglés ordena la retirada, lo que se realiza de forma lenta y sin cesar de cañonear la ciudad hasta que "no quedó ninguna vela inglesa". Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero los ingleses han de incendiar cinco de ellos por falta de tripulación. En el regreso a Jamaica hunden otro y cada barco parece un hospital. Vernon había fracasado estrepitosamente. Tan sólo acertó a pronunciar, entre dientes, una frase: "God damn you, Lezo!". El ejercito inglés quedó humillado, como calificó uno de los pocos macheteros jamaicanos supervivientes “It was a bloody disaster them let to smoke the smile cigarr”
Mientras, en Londres había llegado la noticia de que se había tomado Cartagena de Indias. Dándose como cierta, se declara la victoria con arrogancia y orgullosa satisfacción. El Rey Jorge II desconoce el infausto final y manda acuñar medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante Vernon entregándole la espada con la inscripción "el orgullo español humillado por Vernon". En ellas el vencido aparece con dos piernas, dos ojos y dos brazos para obviar que es un hombre lisiado o porque tal vez lo conocían poco. En el reverso había seis navíos y un puerto, y alrededor la inscripción: quien tomo Portobelo con solo seis navíos, Noviembre de 1939.
Para conmemorar la hazaña hubo fiestas hasta que llegó un mensajero que les comento la verdad, fuentes no oficiales comentan que su nombre de pila era Joe Michael que desde entonces se le conoció como el cortarrollos.
Jorge II, al que no le sentó muy bien la derrota, ordenó que no se escribiera nada sobre esto y fuentes no oficiales comentan que se fue comiendo con patatas cada una de las medallitas.
Como los principales historiadores son británicos pues la cosa ha quedado enterrada, magnificando la victoria de Portobello, diciendo que habían atacado otras ciudades y que el intento de capturar Cartagena de Indias falló debido a la ineficaz organización, la rivalidad en el mando y sobre todo a las enfermedades tropicales a las que los sanos hombres ingleses no estaban acostumbrados. Si queréis ver las excusas leed este artículo de wikipedia:

http://en.wikipedia.org/wiki/War_of_Jenkins'_Ear

que yo resumiría en: no acabó tan mal la cosa y los jabalíes habían comido porquerías.
Fue justo lo contrario. Fue la derrota más importante que tuvo nunca Inglaterra. Con sólo seis navíos y 2.830 hombres, y mucha imaginación, Blas de Lezo derrotó a Vernon, que traía 180 navíos y casi 25.000 hombres. Pero como no, en este país de envidias, su memoria quedaría sepultada en el lodo debido a que había tenido fuertes peleas por la ineptitud y falta de previsión del virrey de la ciudad por lo que cuando falleció en Cartagena al contraer la peste, enfermedad generada en la ciudad por los cuerpos insepultos, ocasionados por los sucesivos combates, pocos fueron los que acudieron a su entierro por temor a las represalias de dicho virrey del que conozco su nombre pero no se merece tal distinción. Sus últimos momentos se enmarcan dentro de la ingratitud y la amnesia de un camastro en algún hospital de Cartagena. Su cuerpo cercenado se deposita sin honores y se ignora donde esta enterrado. Los españoles a diferencia de los ingleses, somos tan miserables que nos avergonzamos de nuestras hazañas y olvidamos a figuras como la de Blas de Lezo y Olavarrieta, marino español cuya legendaria vida, y anónima muerte contribuyó a que España preservara un siglo mas su dominio en América.
Si queréis conocer algo mas de Don Blas de Lezo os recomiendo esta página:

http://www.elguaridadegoyix.com/blas-de-lezo

miércoles, 4 de junio de 2008

Don Blas de Lezo II. El terror del Mediterraneo


Habíamos dejado a nuestro héroe tuerto, cojo y manco al final de la guerra de la independencia. Como es normal, la tropa que es un poco chusca y dada al mote y al cachondeo empezó a denominar a nuestro héroe Patapalo o mediohombre. ¡Que bonito está burlarse de un discapacitado físico!.
Menos mal que todavía quedaba algo de cordura en el ejercito español y lo mandan a La Habana para que escolte un convoy de galeones.
Allí se queda hasta 1720, cuando se le asigna un navío bautizado como Lanfranco, conocido asimismo como León Franco y Nuestra Señora del Pilar, y se le integra dentro de una escuadra hispano-francesa al mando de Bartolomé de Urdizu con el cometido de limpiar de corsarios y piratas los llamados Mares del Sur, tranquilos no flipéis pensando que se fue a la Polinesia a tomar cocos y mandioca rodeado de bellas mujeres tahitianas. Los mares del sur para los españoles eran las costas del Perú.
Pese a que no estuvo en las paradisiacas Islas Marquesas si que gracias a este encargo conoció el amor. Josefa Pacheco de Bustos, una belleza criolla limeña le roba el corazón. Se casa en Lima (como manda la tradición, uno se tiene que casar en el pueblo de la novia), en 1725. Pese a que el pobre estaba hecho una pena, era un hombre de bella presencia. Yo me lo imagino como un cruce entre Andoni Ferreño y Ramontxu García.
En 1730 regresó a España y fue ascendido a jefe de la Escuadra naval del Mediterraneo. Con este cargo marchó a Génova con 6 navios para reclamar no que dejaran en paz a Mariao Rajoy sino el pago de los dos millones de pesos, un fortunón para la época, pertenecientes a España que se hallaban retenidos en el Banco de San Jorge. Se planta delante del Puerto Genovés y con la diplomacia típica del vasco, increpa a los asustados ciudadanos de la república de Génova, amenazandolos con cañonear la ciudad si no le daban las perras. Además como el tío era muy chulo les exige un homenaje a la bandera real de España. Por supuesto los genoveses ante ese alarde de diplomacia carvernícola acceden a todo.
Dos años después le piden que prepare una expedición de 54 buques y 30.000 hombres, para reconquistar Orán ya que una caterva de piratas berberiscos bajo el mandato de Bay Hassan se habían acantonado allí. Como era de esperar rindió la ciudad pero cuando se marchó, el pirara argelino que había huido cual rata en barco incendiado, logró reunir tropas y sitiarla. Lezo retornó en su socorro con seis navíos y 5.000 hombres logrando ahuyentar a Bay Hassan tras reñida lucha. No contento con esto, persiguió su nave capitana de 60 cañones, que se refugió en la Bahia de Mostagan, puerto natural defendido por dos castillos fortificados y 4.000 moros. Ello no arredró a Lezo, que quiere hundir esa nave, por lo que entra tras el argelino como toro tras capote, despreciando el fuego de los fuertes, incendiándo y causando además grave ruina a los castillos, vamos que hizo un escombral. Patrulló después durante meses por aquellos mares, impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de Estambul, ya se sabe que los piratas berberiscos estaban patrocinados por el Turco, hasta que una epidemia le forzó a regresar a Cádiz, que no estaba el cuerpo de Don Blas como para tonterías.
En estos momentos a nuestro héroe le rodea una aureola de invencible lobo de mar que se acrecentará aún mas si cabe en próximos años con su magnífica defensa de Cartagena de Indias (Colombia) . Este fabuloso hecho lo inmortalizaría para los anales de nuestra historia naval.
En 1737, fue nombrado Comandante General de aquella plaza, centro neurálgico de la presencia española en América.
¿Porqué era tan importante dicha plaza?
Lección de historia hispanoamericana y no, no voy a hablar de la OTI.
En el XVI, XVII y XVIII el Atlántico era una concurrida autopista de ida y vuelta para los Galeones españoles pero también para los codiciosos corsarios franceses, británicos y holandeses. Esto obligó a la Corona a fortificar los principales puertos de América y a organizar un sistema de flotas para que el tesoro americano llegase a Sevilla intacto, con todo su oro y su plata, sus piedras preciosas y sus especias.
Las flotas partían de Sevilla una vez al año, fuertemente escoltadas por navíos de la Armada. Al llegar a América se dividían: una, la de Nueva España, se dirigía a Veracruz; la otra, la de Tierra Firme, o también llamada de los Galeones ponía rumbo a Portobelo, en el istmo de Panamá. Unos meses más tarde las dos flotas, cargadas hasta arriba de riquezas, se encontraban en La Habana y enfilaban el camino de vuelta a España deslizándose por el azaroso canal de la Bahama, donde los piratas ingleses, franceses y holandeses, envidiosillos ellos de las riquezas españolas, esperaban con la daga entre los dientes. La ciudad mas fortificada de América y donde se reunían todas las riquezas de Tierra firme (Nueva granada Perú..etc) que iban a España en era Cartagena de Indias.

La flota atlántica tenía su complemento en el Pacífico. Desde Panamá partía la llamada Armada del Sur, que recalaba en los puertos de Perú, Ecuador y Chile. Más al norte, Acapulco servía de base para el Galeón de Manila, que era la prolongación de la flota de Nueva España en el Pacífico. Durante siglos, esta intrincada telaraña de rutas comerciales organizadas mantuvo en contacto todos los dominios de la Corona española. Parece increíble que en el país de la improvisación y del tente mientras cobro hayamos sido capaces de montar y hacer funcionar semejante trama comercial. El mito de la ineficiencia española, es eso, un mito pues si no eramos metódicos si que eramos bastante creativos como para hacer que funcionase mal que bien el sistema. También hay que decir que la cosa era francamente mejorable pero que le vamos a hacer los españoles somos así.
En este intrincado mundo de intereses comerciales llega nuestro vasco para convertirse en 1739 en el principal personaje de uno de los acontecimientos mas heroicos y también mas olvidados de nuetra historia patria: La Guerra de la oreja de Jenkins de la que hablaremos en el siguiente y último capítulo de la vida de Don Blas de Lezo.