Vistas de página en total

jueves, 30 de octubre de 2008

El recreo

Yo, desde pequeño he tenido la desgracia de no disfrutar de ese jugoso bocadillo que tu madre te hacía, por supuesto poniéndole Tulipán para que fuese "ni bocata de grasa ni merienda escasa" y que tu te comías en el recreo produciendo en mi una explosión de jugos gástricos solo comparable al bigbang.Mis padres trabajadores, progresista y un poco vagos a la hora de preparar el almuerzo, no creían en el bocadillo de media mañana, seguían la escuela Nihilista sandwichera y esa corriente me ha hecho sufrir mucho.
Yo ahora en mi recreo no disfruto de esas fastuosas cantinas que poseen los Institutos de todo el mundo. Yo tengo un microinstituto donde hay una mugrienta cafetera y nada más. Mi sino es no almorzar y casi estaría resignado a mi suerte.
Todo esto sería aguantable si no tuviera por compañeros a unos cabrones que tooodos los santos días hablan de comida en esa sagrada media hora donde yo sufro en silencio mi hambre. Yo se que ese es mi sino pero Deus meus, si fieri potens transeat calix iste (Dios mio, si es posible pase de mi este caliz)y puestos a ser bíblicos que una plaga de langostas defeque en sus lenguas y les impida hablar de esas migas que se comieron en La puebla de Don Fadrique o de ese arroz tan rico que hace su mujer.

No hay comentarios: