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miércoles, 20 de mayo de 2009

Karajas


Decir que Herbert von Karajan fue Luis Cobos en fino sería faltar a la verdad; aunque como veremos tiene sus similitudes, entre las que se encuentran la de difundir y popularizar la música clásica y la de haberse casado los dos con sendas rubiacas a las que se podría dar la calificación de “tias panteracas”.
Idolatrado por unos, odiado por otros, lo cierto es que Herbert von Karajan (1908-1989) no dejó ni deja indiferente a ningún melómano( en mi caso me produce fuertes retortijones de barriga). Unos hablan de que tenía un ego más grande que el sombrero de un picador y otros le califican de un adelantado a su época al intuir la importancia que el CD y el DVD iban a tener a partir de la década de los 90.
Destacaba su amplia discografía y la visión que tuvo de entender el adelanto que iba a suponer el mercado audiovisual. También destacaba su obsesión por la perfección en las grabaciones. Se ocupaba de todo el producto desde el principio hasta el final. Se rumoreaba que era un tanto tramposillo a la hora de lograr dicha perfección destacando más como ingeniero de sonido que como director de orquesta.
Karajan era un tipo que estaba encantado de conocerse y lo demostraba en cualquier lugar y ocasión. Disfrutaba de una vida rodeada de glamour: Tenía por mujer una rubia que había sido modelo, pilotaba aviones, era patrón de barco (todo eso se encargó de restregárnoslo en diferentes portadas de discos). Se comentaba que en el Festival de Salzburgo, Gervasio por la mañana se iba a esquiar a Saint Moritz y por la tarde regresaba a Salzburgo para dirigir a la Orquesta de Berlín, eso es chulería.El hecho de que apareciera habitualmente en el Paris Match le facilito que esa imagen de “bon vivant” nos quedara para siempre. Además cultivaba mucho los medios de comunicación. Acudía a los estudios de televisión a que le dieran jaboncillo. Al amigo le encantaba estar en directo dos o tres horas en programas hablando sobre música o sobre lo divino y lo humano. Disfrutaba presentando al mundo talentos jóvenes (él descubrió al pianista ruso Eugene Kissin y a Anne Sophie Mutter). Se le podía definir como una estrella de cine al que le encantaba salir fotografiado en las revistas a bordo de su yate amarado en Saint-Tropez.. Se comnetaba también que durante el ensayo de un concierto, Richter le pregunto a Karajan si podían repetir un pasaje,a lo que este respondió:"No, no tenemos tiempo, todavía faltan las fotografías"
Esa megalomanía hizo que su repertorio y grabaciones abarcara todo tipo música desde barroca hasta el siglo XX con dispar éxito, aunque hay que mirarlo por el lado bueno, ha dado de comer con sus interpretaciones de autores barrocos a 16 familias de contrabajistas que de otra manera se hubieran ido al paro. No importa que los Conciertos de Brandemburgo de Bach suenen a la Sinfonía de los diez mil de Mahler; ¿no vale más la risa de un niño el Día de Reyes cuando vea que gracias a Gervasio le han traído una bicicleta?. Como ejemplo de orquestación Karajiana y esto es verídico, grabó la 5ª Sinfonía de Beethoven con gran orquesta y doce trompas y su Réquiem de Mozart dura hora y media. No digo que dure lo que“El Réquiem de la ducha”como llama un amigo a la interpretación de Savall, porque te da tiempo a oírlo a la vez que te arreglas para salir de marcha. Es cierto que la grabación de Savall dura 30 minutos, que parece que los instrumentos son robados, pero de ahí a ¡90 minutos!¡Coño que da tiempo a grabar en la hora restante la integral de los conciertos de piano de Chopín!
Sobre el rumor que había de que era nazi, no se ha podido probar pero se sabe que un colaborador en cierta ocasión le comentó la dificultad de encontrar en Salzburgo secretarias políglotas, a lo que él contesto que había muchas y buenas pero que tenían una pega, eran judías.
Otro rasgo del angelito es que era bastante misógino. En cierta ocasión afirmó: ”Las mujeres me encantan, pero no para trabajar con ellas”. Se opuso a que entraran mujeres en la Filarmónica de Berlín.
Tuvo una fuerte controversia con la clarinetista Sabine Mayer que había ganado una plaza en la formación. Cuando los músicos de Berlín, en 1983, se negaron a aceptar a Sabine Meyer, él incrementó sus actividades con la orquesta rival, la Filarmónica de Viena. Trabajó con y contra dos compañías discográficas; a su muerte, en julio de 1989, estaba preparándose para abandonar Deutsche Grammophon y pasarse a sus amigos japoneses de Sony. No conocía la lealtad, excepto hacia sí mismo. Su amor a la música se limitaba a su forma de hacer música.
Eso si, riguroso era un rato. Para montar la ópera Don Carlo con José Carreras. estuvo durante diez días en El Escorial empapándose del ambiente de Felipe II y como era también el director de escena reprodujo el despacho del rey exacto .Lo que no dicen es los chuletones que se tuvo que trasegar el amigo en la Sierra de Madrid porque a base de bocatas de calamares no creo que estuviera.
Nikolaus Harnoncourt, que tocó el violonchelo en la orquesta de Karajan, vio prohibida su entrada en Salzburgo y Berlín cuando empezó a dirigir conjuntos de instrumentos de época. Cada vez que Karajan grababa un ciclo de Beethoven -y lo hizo en cinco ocasiones-, era una oportunidad menos de interpretación alternativa. Ya que copó el mercado.
Se comenta que Herbert von Karajan dejó instrucciones precisas para ser enterrado a medio metro menos de profundidad que el resto de sus convecinos en el cementerio, para garantizar ser el primero el día del Juicio Final
Karajan fue pionero en las técnicas de grabación y, por supuesto, un perfeccionista, que sólo admitía ser el número uno en todo, ya fuera esquiar, escalar, navegar, pilotar aviones o conducir su deportivo ( en próximos post se remitirán documentos gráficos de dichas actividades). Pero sus detractores, entre los que, como podéis intuir me incluyo, piensan, en cambio, que su música se caracterizaba por tener una belleza más artificial que los pechos de la Obregón.
Era reaccionario por naturaleza e impuso su ego en el mundo de la música clásica de tal forma que aplastó la independencia y la creatividad. Norman Lebrecht, crítico musical de la BBC y autor de El mito del maestro, es tajante: "Karajan está muerto. La música está mucho mejor sin él".

3 comentarios:

emilcar dijo...

Buenísimo Diego. Enhorabuena.

finbarrus dijo...

¡Este es mi Cuallis! Gran post, y que sea el primero de una serie, en la que espero ver un artículo sobre Savall ;)

Juanikilator dijo...

No sólo he aprendido muchísimo, sino que me he reído una barbaridad.
Mención especial del Jurado para las 16 familias de contrabajistas barrocos.