Habíamos dejado a nuestro héroe como Comandante General de Cartagena de Indias, donde confluyen las riquezas de las colonias españolas, cuando en Octubre de 1739 Inglaterra declara a España la guerra de la Oreja de Jenkins y planea tomar la ciudad, dominar el comercio en el Caribe, en una operación combinada con las fuerzas del Comodoro Anson (¿tendrá que ver algo con Luis María Anson?) que con el navío Septrentión y dos buques menores acosaba las colonias del Pacifico Sur. El objetivo inglés era aniquilar el imperio español en América.
¿Por qué se le dio este nombre tan raro a una guerra? En las costas de Florida operaba el pirata Robert Jenkins que pese a contar con el abrigo de su barco Rebecca fue interceptado por un guardacostas capitaneado por Don Julio León Fandiño. Este le perdonó la vida pero en recuerdo a la faena realizada para apresar al Rebecca, le cortó a Jenkins una oreja después de lo cual le liberó con este insolente mensaje: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve" hay que decir que los españoles estaban hasta los “fandiños” de que el tráfico de ultramar español se viera constantemente entorpecido e interrumpido por los piratas ingleses.
En su comparecencia ante
Se preparó una superflota que 13 de Marzo de 1741 apareció por "Punta Canoa", poniendo en vilo la ciudad de Cartagena. Esta expedición fue la mayor flota de guerra que jamás surcara los mares hasta el desembarco de Normandía: 2000 cañones dispuestos en 186 barcos, entre navíos de guerra, fragatas, brulotes y buques de transporte. La flota, muy superior a
Las defensas de Cartagena no pasaban, en cambio, de 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que dispone la ciudad.
Vernon estaba envalentonado tras el saqueo de la mal guarnecida plaza de Portobelo (Panamá), y el inglés desafió a Lezo, a lo que el marino español contestó: «Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su Merced insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía». Vernon pensó que eran mucho arroz para tan poco pollo y se lanzó a la batalla. Con lo que no contaba era con la experiencia de 22 batallas ganadas de Don Blas y que este pequeño contingente estaba dirigido por hombres decididos a defenderse hasta morir.
Vernon despliega la flota bloqueando la entrada al puerto, y tras silenciar las baterías de "Chamba", "San Felipe" y "Santiago" desembarca tropas y artillería. Es tan impresionante el despliegue de barcos en el horizonte que algunos vecinos consideran la situación perdida y hacen mutis por el foro. Vernon ordena un cañoneo incesante que durará 16 días y noches al castillo de San Luis de Bocachica con un promedio de "62 grandes disparos por hora". El castillo está defendido por 500 hombres al mando de Coronel Des Naux. Por su parte Lezo coloca cuatro de sus navíos del lado interior de la bahía y en las proximidades del Castillo para apoyarlo con sus cañones. Aunque la defensa de Bocachica fue heroica con Lezo y Des Naux peleando en primera fila los defensores han de evacuarlo ante la abrumadora superioridad enemiga. Lezo hace barrenar e incendiar sus buques en la bocana para obstruir el canal navegable de Bocachica. Se ha logrado retrasar el avance inglés de forma considerable y ello favorecerá el desarrollo de epidemias entre los asaltantes.
A pesar del hundimiento de los barcos españoles, Vernon logra despejar la entrada entrando triunfante en la bahía con su buque Almirante con las banderas desplegadas y el estandarte de General en Jefe escoltado por dos fragatas y un paquebote, y dando la batalla por ganada despachó un correo a Jamaica e Inglaterra con tan fausta noticia. Tras ello ordena el desembarco masivo de artillería y cañonear el Castillo de San Felipe desde mar y tierra con el fin de ablandar la resistencia final.
La defensa está formada por sólo 600 hombres bajo el mando de Lezo y Des Naux. Éste ya había resistido en Bocachica e iba a batirse de nuevo contra el empuje inglés hacia la fortaleza de San Felipe. Van 67 días de cañoneo británico sin la capitulación de los españoles por lo que Vernon resuelve cortar por lo sano y que la infantería tome fácilmente la fortaleza pues se encuentra con daños considerables. La noche del 19 al 20 de abril los atacantes al mando del General Woork (hombre muy laborioso en la batalla) avanzan entre sombras con el ejercito inglés, los voluntarios virginianos y los esclavos macheteros jamaicanos que iban en vanguardia gracias a la negrura de su camuflaje natural. Su progresión es lenta por el pesado equipo de guerra que transportan y por el fuego de fusilería desde las trincheras y lo alto de la fortaleza. El avance se frena ante las murallas ya que por imprevisión la longitud de las escalas para salvar el foso resultan cortas (para que luego digan de la eficiencia inglesa) y los atacantes quedan aturdidos al no disponer de llaves inglesas para alargarlas. Los defensores arrecian en su fuego desde lo alto originando una mortalidad espantosa.
Al alba un macabro espectáculo de muertos, mutilados y heridos vagando como espectros aparece alrededor de San Felipe haciendo evidente la hecatombe inglesa. La salida de los españoles, envalentonados por la sangría provoca la huida desordenada de los asaltantes que pierden cientos de hombres y todos sus pertrechos.
El bombardeó inglés prosigue desde el mar 30 días más sin un objetivo claro, pero el cólera y el escorbuto comienzan a provocar decenas de muertos que flotan en la bahía lo que hace la situación desesperada por las dos partes.
Vernon, altivo y malgeniado, por el ignominioso fracaso y rodeado por desavenencias con su estado mayor hace que se llegue a un punto insostenible. Al fin el Alto Mando inglés ordena la retirada, lo que se realiza de forma lenta y sin cesar de cañonear la ciudad hasta que "no quedó ninguna vela inglesa". Los últimos veleros parten el 20 de Mayo, pero los ingleses han de incendiar cinco de ellos por falta de tripulación. En el regreso a Jamaica hunden otro y cada barco parece un hospital. Vernon había fracasado estrepitosamente. Tan sólo acertó a pronunciar, entre dientes, una frase: "God damn you, Lezo!". El ejercito inglés quedó humillado, como calificó uno de los pocos macheteros jamaicanos supervivientes “It was a bloody disaster them let to smoke the smile cigarr”
Mientras, en Londres había llegado la noticia de que se había tomado Cartagena de Indias. Dándose como cierta, se declara la victoria con arrogancia y orgullosa satisfacción. El Rey Jorge II desconoce el infausto final y manda acuñar medallas conmemorativas mostrando a Lezo arrodillado ante Vernon entregándole la espada con la inscripción "el orgullo español humillado por Vernon". En ellas el vencido aparece con dos piernas, dos ojos y dos brazos para obviar que es un hombre lisiado o porque tal vez lo conocían poco. En el reverso había seis navíos y un puerto, y alrededor la inscripción: quien tomo Portobelo con solo seis navíos, Noviembre de 1939.
Para conmemorar la hazaña hubo fiestas hasta que llegó un mensajero que les comento la verdad, fuentes no oficiales comentan que su nombre de pila era Joe Michael que desde entonces se le conoció como el cortarrollos.
Jorge II, al que no le sentó muy bien la derrota, ordenó que no se escribiera nada sobre esto y fuentes no oficiales comentan que se fue comiendo con patatas cada una de las medallitas.
Como los principales historiadores son británicos pues la cosa ha quedado enterrada, magnificando la victoria de Portobello, diciendo que habían atacado otras ciudades y que el intento de capturar Cartagena de Indias falló debido a la ineficaz organización, la rivalidad en el mando y sobre todo a las enfermedades tropicales a las que los sanos hombres ingleses no estaban acostumbrados. Si queréis ver las excusas leed este artículo de wikipedia:
http://en.wikipedia.org/wiki/War_of_Jenkins'_Ear
que yo resumiría en: no acabó tan mal la cosa y los jabalíes habían comido porquerías.
Fue justo lo contrario. Fue la derrota más importante que tuvo nunca Inglaterra. Con sólo seis navíos y 2.830 hombres, y mucha imaginación, Blas de Lezo derrotó a Vernon, que traía 180 navíos y casi 25.000 hombres. Pero como no, en este país de envidias, su memoria quedaría sepultada en el lodo debido a que había tenido fuertes peleas por la ineptitud y falta de previsión del virrey de la ciudad por lo que cuando falleció en Cartagena al contraer la peste, enfermedad generada en la ciudad por los cuerpos insepultos, ocasionados por los sucesivos combates, pocos fueron los que acudieron a su entierro por temor a las represalias de dicho virrey del que conozco su nombre pero no se merece tal distinción. Sus últimos momentos se enmarcan dentro de la ingratitud y la amnesia de un camastro en algún hospital de Cartagena. Su cuerpo cercenado se deposita sin honores y se ignora donde esta enterrado. Los españoles a diferencia de los ingleses, somos tan miserables que nos avergonzamos de nuestras hazañas y olvidamos a figuras como la de Blas de Lezo y Olavarrieta, marino español cuya legendaria vida, y anónima muerte contribuyó a que España preservara un siglo mas su dominio en América.
Si queréis conocer algo mas de Don Blas de Lezo os recomiendo esta página:
http://www.elguaridadegoyix.com/blas-de-lezo
4 comentarios:
¿Joe Michael? The Rollcutter, I suppouse.
Of course my dear Joe Michael.
Acabo de leer los tres artículos seguidos sobre Don Blas. Morales me advirtió de su calidad y he querido leerlos en casa, con tranquilidad y con pausa.
Puedo ahora afirmar que Morales no se equivocaba y que eres una bendición para esta blogosfera egocéntrica y decadente que nos asola.
Muchas gracias por escribir para todos.
Johanny yo le recomiendo que se haga Quáquera, que es lo próximo sobre lo que voy a escribir.
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