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miércoles, 5 de marzo de 2008

Cuando ruge la marabunta

Esta historia está basada en hechos reales y garantizamos que ningún animal ha sido maltratado para la realización de esta tragicomedia, eso si, debemos exceptuar al protagonista de la misma.
Rajastán, Agosto 2007, Un joven muchacho (en realidad no tan joven) de estómago débil pero espíritu aventurero se dispone a pasar uno de los episodios mas angustiosos además que bochornosos de su vida.
La mañana empieza con un desayuno rico en zumos , agente letal solo comparable al napal, leche y cereales.
El personaje tenía planeado subir a la fortaleza de Amber en elefante y allí pasar una rica mañana visitando ese monumento sin par.
Todo iba bien en el elefante durante el trayecto. Nada hacía presagiar la tragedia pero el destino ese día quería divertirse un poco y nada mas entrar dentro del monumento los intestinos del protagonista sintieron una disrupción en la fuerza. Este sabía que la salida llegados a esta altura del camino era como hacer pasar un camello por el ojo de una aguja por lo que hizo de tripas corazón, nunca mejor dicho y continuó su agradable visita.
Al llegar al segundo piso del palacio sufrió el segundo ataque en su aparato digestivo. Este fue traicionero e hizo que nuestro atribulado protagonista sintiera un sudor frío que dentro del calor tropical produjo una sensación extraña (fue la primera vez y por desgracia no la última que sintió frío en la India). Este sabía que la situación era desesperada pero decidió asumirla con valentía. Craso error.
El ataque final fue ya en lo más profundo de los laberintos del palacio de esta bella fortaleza.La situación era muy comprometida, a muchos kilómetros de su muda limpia y a muchos hectómetros de los lavabos mas cercanos, no se podía permitir el lujo de perder un segundo más, así que emprendio una carrera contra su sino. Carrera que debía de tener su técnica pues mucha diligencia hacia que se desbaratara el fin y mucha parsimonia producía el mismo efecto.
La policía turística ante la pregunta pavorosa de nuestro acongojado corredor “Where are the toillettes, Please? Respondía con una mezcla entre sorna y preocupación “fuera del edificio” y su metalenguaje decía “lo tienes crudo, chavalote pues esa lividez me hace presagiar una tragedia".
No aburriré con el relato del viático hasta los ansiados lavabos, solo decir que llegó intacto y decidido a finalizar como fuera con esta muerte en vida.
Imagínensé el panorama: Lavabos públicos (Oh my God!), Lavabos indios (Oh my God!), Lavabos públicos+ Lavabos indios (Oh my God!)+ (Oh my God!). Bien ya se han puesto en situación pues ahora multipliquen el infierno por dos 2x{(Oh my God!)+ (Oh my God!)}ya que la puerta del water tenía dos cristales que tal vez en su origen pudiera o pudiese ser que fueran esmerilados pero por lo visto se habían roto y ahora eran de una transparencia y limpieza extraña para esas latitudes.
Ni que decir tiene que en la situación de nuestro personaje ni siquiera un tigre de bengala que se hubiera puesto fino y decidiera defecar en taza de loza le hubiera impedido el realizar su cometido. Así que entre grandes retortijones y con banda sonora de truenos y centellas, que por raro que parezca sonaban más fuertes que las carcajadas de los indios que asistían a tan demoledor acontecimiento, el descompuesto caballero finalizó su purgatorio. Tan feliz se encontró después de ello que decidió regalar a la persona que se lo encontrase una bella pieza de ropa interior que a el le sobraba. Así descubrió el Brustenga's stile, también conocido como ir a escape libre o ir “de comando”.
¿Ustedes creerán que sus pesares habían concluido? Pues no. Ahora tenía que volver a los mas recónditos interiores del palacio donde había dejado a su media naranja con la siguiente indicación “Me voy de bareta, nos vemos aquí”. La cosa parecía ardua pues parecía que toda la población de Uthar Pradesh hubiera decidido visitar a la vez el fuerte de Amber y esperaban en cola (en este caso fila india).
Mientras nuestro anónimo héroe esperaba religiosamente (porque rezaba a todos los panteones de dioses que le pudieran ayudar) la inminente conversación con el portero en la que debía explicar cual había sido la situación que le había obligado a abandonar esta maravilla del Arte Mogol y le suplicara el paso franco hacia su amada, pudo ver las mal disimuladas sonrisas de la policía que había reconocido a la centella que corría blanca como el papel diez minutos antes.
Debo decir que dicho reconocimiento le franqueó expedita la reentrada sin tener que dar ninguna explicación con lo que podríamos concluir que bien está lo que bien acaba.

3 comentarios:

Juanikilator dijo...

Me llama la atención saber cómo era el aseo púbico indú, al parecer extraordinariamente límpido, si era de taza o de los desarrolla-cuádriceps, esto es, de agujero excavado en la roca :-). Pregúntaselo de mi parte al viajero anónimo.

Cuallis dijo...

Me ha dicho que cree recordar, aunque lo tiene como en una niebla de la memoria que era de los de agujero, ya que no tuvo que hacer la cabra montesa y subirse a la taza con el consiguiente doble cachondeo.

Arsenio dijo...

jajajajajaja que buena! y más siendo la historia del personaje anónimo, que no se si anónimo, pero a personaje no le gana nadie.