Vistas de página en total

miércoles, 14 de mayo de 2008

El muñidor

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua dice en el vocablo muñidor:
1.Persona que gestiona activamente para concertar tratos o fraguar intrigas, o con cualquier otro fin semejante
2. m. Criado de cofradía, que sirve para avisar a los hermanos las fiestas, entierros y otros ejercicios a que deben concurrir.
En realidad un muñidor en el siglo XVI y XVII , siglos en los que ser español era toda una aventura, era un personaje que pululaba por calles de dudosa reputación para convencer a cualquier incauto, rapaz, palomo, galopín o borrachuelo para que entrara en casas de timba o burdeles. Éste con sus artes convencía de las excelencias del género y nos transportaba a un paraíso de diversión garantizada.

Yo creía que este castizo trabajo se había perdido pero hace unos días salí y descubrí para gloria de esos oficios en vías de extinción que dicha labor posee una salud envidiable. Las calles estaban llenas de muñidores o muñidoras. Gracias a Dios que el oficio en la actualidad ha conseguido la paridad de género sin necesidad de ninguna ley. Legiones de ganapanes de última generación a la moda de Milán, Londres o La Albatalía según sea el garito, ofrecen descuentos en bebidas, buena música e incluso, los mas picaruelos, chicas guapas garantizadas.

Es de especial interés un señor que los treinta los pasó hace tiempo, de voz juvenil, ojos claros, aspecto un tanto demodé que ofrece con una gracia decadente las maravillas de un garito al que creo que jamás iré. Cada vez que lo veo pienso que es el jefe de los muñidores, su decano, su maestre y sumo sacerdote al que hay que respetar por sus canas y sus años de profesión.

El muñidor sabe que terreno pisa y si no te deleita con su ambrosía de calidades tienes un problema, eres ya un desahuciado de la sociedad de la diversión y debes pensar en buscar otros pastos.

Por eso cada vez que veo un muñidor me transporto a las calles de Margarita, Maracaibo, Tortuga o a la Sevilla barroca esperando que la invitación sea para jugar a los naipes mientras una cantinera sirve ron o vino a los parroquianos. Lástima que siempre sea para ir a un disco-pub de música vocinglera y pocas luces.


No hay comentarios: